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¿Hay confianza en el producto nacional?: La liga chilena es la cuarta de Sudamérica con más técnicos extranjeros

De vez en cuando se reflota un debate en el fútbol local, que va aparejado con el nivel de los entrenadores chilenos y con una actividad cada vez más abierta a los vaivenes del mercado o de lo que esté al alcance de la mano. ¿Hay confianza en el técnico nacional, a la hora en encabezar proyectos? ¿Están capacitados para asumir retos relevantes? Este año ha sido de reivindicación para los estrategas chilenos, si de performance se trata. El Colo Colo de Gustavo Quinteros es el favorito al título. Mientras tanto, sus escoltas son dirigidos por chilenos: Curicó Unido (Damián Muñoz) y Ñublense (Jaime García). Sin hacer mucho ruido, ambos han construido equipos interesantes. La tabla los avala. El propio García ha dado la nota con su racha invicta ante Quinteros, sobre todo, en Copa Chile.

Hace semanas, Marco Antonio Figueroa sacó la voz. El Fantasma habló sobre la realidad de sus colegas. “Me duele ese rechazo que tienen hacia el técnico nacional. Hoy, todos los colistas tienen entrenadores extranjeros y los que están en la parte alta son nacionales. Entonces, me cuesta entender cómo piensa, qué piensa el periodista nacional o los directivos de los equipos”, declaró en ESPN el seleccionador de Nicaragua, que recurrentemente ha mencionado que en México tiene un mayor reconocimiento que en Chile.

Lo que los números muestran es que la importación no es menor en los clubes de Primera División. Hoy, la mitad de los equipos (8 de 16) tienen técnicos foráneos, con un dominio de los argentinos. Son Gustavo Quinteros (Colo Colo), Javier Torrente (Antofagasta), Pablo Marini (La Serena), Francisco Meneghini (Everton), Mariano Soso (O’Higgins), Gustavo Costas (Palestino), Federico Vilar (La Calera) y Ariel Holan (Universidad Católica). Hasta hace poco, los de afuera eran mayoría. Sin embargo, el panorama cambió con la salida de Diego López de la U. En el primer semestre, había más “variedad” de nacionalidades, porque estaba el colombiano Santiago Escobar en los azules y el venezolano Juan Tolisano, en los pumas.

Por contraparte, los ocho locales son Juan José Ribera (Audax Italiano), Gustavo Huerta (Cobresal), Fernando Díaz (Coquimbo Unido), Damián Muñoz (Curicó), Mario Salas (Huachipato), Jaime García (Ñublense), el interino Sebastián Miranda (U. de Chile) y el nacionalizado Gustavo Canales (Unión Española), que reemplazó a César Bravo.

La deuda de los DTs criollos dice relación con los logros en el último tiempo. Hace seis años que un entrenador chileno no es campeón de la máxima categoría. En 2016, Mario Salas fue bicampeón con la UC. Posteriormente, solo se quedaron con el trofeo del Huemul de Plata técnicos de afuera: Ángel Guillermo Hoyos y Pablo Guede en 2017 (había dos campeonatos en el año), Beñat San José en 2018, Quinteros en 2019, Ariel Holan en 2020 y Cristian Paulucci en 2021. Y todo parece indicar, salvo una hecatombe, que este año volverá a darse esta tónica.

La realidad continental

Haciendo el catastro de la situación en Sudamérica, la liga chilena es la cuarta con mayor porcentaje de entrenadores extranjeros: 50%. Está detrás de los torneos de Perú, Ecuador y Bolivia (ver tabla). En el caso de la Liga Pro ecuatoriana, uno de ellos estuvo en Chile en la primera parte del año. Es el transandino Martín Anselmi, que no tuvo un buen pasar en La Calera y ahora goza del éxito en Independiente del Valle, finalista de la Copa Sudamericana. Es un club que conoce, ya que fue ayudante del español Miguel Ángel Ramírez.

La competencia que lidera el escalafón es la Liga 1 de Perú, la peor de Sudamérica según el ranking de la Federación Internacional de Historia y Estadísticas (IFFHS) de 2021. Cuenta con 12 de sus 19 equipos con bancas foráneas, el 63,2%. En el caso de Ecuador, tiene un 62,5% (10 de 16). Y la División Profesional boliviana tiene a 9 DTs extranjeros de 16 clubes. Uno de ellos es el chileno Sebastián Núñez, en Universitario de Sucre.

Un panorama totalmente contrario sucede por el Río de la Plata. En el campeonato uruguayo, todos los entrenadores son charrúas. Hasta hace días, había uno de afuera. El único extranjero del lote era el argentino Héctor Bracamonte, exdelantero de Boca Juniors, en Cerro Largo, pero ya no sigue. A diferencia de lo que sucede en Chile, allá los clubes grandes optan por lo local (obviando excepciones como los interinatos). Pablo Repetto dirige en Nacional y Leonardo Ramos, en Peñarol.

En los torneos más potentes de la Conmebol, se privilegia al producto nacional. El Brasileirao cuenta con el 30% de sus bancas ocupadas por los extranjeros: 6 de 20. El matiz radica en que de esos seis foráneos, cuatro son portugueses: Luis Castro en Botafogo, Vitor Pereira en Corinthians, Antonio Oliveira en Cuiabá y Abel Ferreira en Palmeiras (bicampeón de la Libertadores). Los restantes son los argentinos Juan Pablo Vojvoda, exentrenador de Unión La Calera, en Fortaleza, y Lucho González, en el Ceará.

En el caso de Argentina, menos del 10% de los adiestradores no son de ese país. En el Torneo de Liga Profesional, que cuenta nada menos que con 28 elencos, los no argentinos son los uruguayos Alexander Medina (Vélez) y Gustavo Munúa (Unión de Santa Fe). Eran tres, en total. Sin embargo, el portugués Pedro Caixinha dejó su puesto en Talleres de Córdoba, pese a alcanzar los cuartos de final de la Copa Libertadores.

Trasladando esto hacia las selecciones nacionales de la Conmebol, la tendencia arroja similitudes. Siete de los 10 elencos de Sudamérica cuentan con técnicos que no son del país. En estricto rigor, son argentinos: Lionel Scaloni (Argentina), Eduardo Berizzo (Chile), Néstor Lorenzo (Colombia), Gustavo Alfaro (Ecuador), Guillermo Barros Schelotto (Paraguay), José Pekerman (Venezuela) y Gustavo Costas (Bolivia). Los tres restantes sí son locales: Tite (Brasil), Diego Alonso (Uruguay) y Juan Reynoso (Perú).

Original de La Tercera

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