Curicó Unido vence a Universidad Católica y le añade un par de metros al pozo más profundo al que han caído los cruzados en el último tiempo. El cuadro sureño celebra y levanta a Federico Castro como su héroe, después de que anotara el doblete que les terminó dando la victoria. En las filas estudiantiles, en cambio, hay caras abatidas. Cuesta definirlas con exactitud, aunque sí se puede afirmar con propiedad que son una mezcla de todas las sensaciones negativas posibles: amargura, preocupación e incertidumbre, por citar algunas.
La derrota causó un impacto profundo en Cruzados, no solo porque se perdió ante un equipo muy abordable, sino por el paupérrimo juego del equipo. La sensación que produjo la caída en La Granja fue de fin de ciclo. Por eso, el directorio se prepara para la salida del entrenador, con reuniones y evaluaciones que se han producido desde primera hora. Por el momento, el plantel de honor tuvo libre este lunes y sigue citado para este martes a las 10 AM a entrenar con normalidad. Sin embargo, no está claro si lo hará al mando del DT que obtuvo el tricampeonato en 2020. Una opción que se baraja es la de un interinato de Rodrigo Valenzuela.
La tabla muestra razones inequívocas para no vacilar sobre calificar el momento del club de la franja con la palabra que tanto irrita en el ambiente futbolístico: crisis. Y también para definirla como la peor en varios años. La UC ocupa el octavo puesto, con 23 puntos, nueve menos que el líder Cobresal, aunque el principal síntoma de la inestabilidad hay que buscarlo en la columna de las derrotas: la que lamentaron ante el equipo tortero es la sexta del Campeonato. El cuadro lo completa la temprana eliminación en la Copa Sudamericana, una decepción que caló hondo también en las finanzas del club, considerando los millonarios recursos que reparte el torneo, y, por consecuencia, en la imposibilidad de contar con ellos para el fichaje de refuerzos que, teóricamente, ayuden a salir del mal momento.
El técnico, el más golpeado
Las críticas más punzantes, eso sí, se las lleva el técnico Ariel Holan. La coincidencia es que el proceso del técnico argentino está agotado. La interpretación prescinde, por cierto, de los duros calificativos con los que se grafica. A los hinchas de la UC ya no les gusta la forma en que juega el equipo. Lo peor, en todo caso, es que tampoco a los jugadores, que están visiblemente confundidos y desorientados. En el año se han producido varios cambios en la formación y de sistema táctico, en la búsqueda de soluciones que no llegan.
Si a comienzos de temporada, en San Carlos de Apoquindo se ilusionaban con el modelo ultraofensivo que prometía el estratega, que en la pizarra se traducía en un 4-2-4, un sistema muy poco utilizado en el fútbol actual y que dejaba atrás formas más conservadoras usadas por otros entrenadores, lo concreto es que nada ha funcionado como se proyectaba. Apenas un mes después, tras el empate 3-3 ante Cobresal, Holan ya dejaba entrever su descontento por la falta de equilibrio defensivo y anunciaba ajustes. “Ese punch que tenemos adelante debemos compensarlo con equilibrio cuando perdemos el balón”, dijo después de la igualad. La caída frente a la U, en la reanudación del Clásico Universitario motivó un nuevo movimiento en la pizarra. Otra vez, el técnico intentaba darle un matiz a su escuadra.
Ya ni siquiera el factor económico es razón suficiente para aguantar un proceso que se hizo insostenible, más allá de que sacar sacar al técnico cuesta unos 300 millones de pesos. “Católica es reacia a los cambios de entrenadores, pero siempre evaluamos lo mejor para el equipo, por lo que eso puede pasar. Lo que hay que evitar es caer en una seguidilla de cambios que resulte más perjudicial”, advierten en la precordillera. Justamente, el gran problema es con quién reemplazar a Holan. No hay mucho al alcance en el mercado, apuntan.
El DT se ha aceptado como responsable de la crisis, aunque con una salvedad: que no es el exclusivo culpable. Y tiene razón, porque sus constantes cambios de esquema y de alineación tienen un origen claro: la mala conformación del plantel, los fichajes mediocres y la falta de alternativas. Al respecto, Cruzados ni siquiera ha sido capaz de traerle un reemplazante de Mauricio Isla. “Tuve la suerte de estar en otra etapa, pero son momentos muy distintos de la institución. Demasiado diferentes. Yo me hago cargo de las cosas que me tocan. El principal responsable es el entrenador, pero no el único”, puntualizó después del revés ante Everton en el Santa Laura.
“Recibí el equipo en una situación muy delicada, si yo viera que lo devuelvo igual como lo encontré, es una evaluación que haré en su momento. El rol del entrenador es darlo todo, vaciarse, hasta el punto en que ve que eso no lo podemos resolver. Pero ese será otro análisis, en el momento que se tenga que hacer”, añadió esa vez.
También se puso en el lugar de sus principales detractores. “Si yo fuera hincha también estaría caliente, porque perdimos una buena posibilidad. Tenemos un sin numero de dificultades, pero no quiero poner excusas. Buscaremos que eso se vaya superando rápidamente”, se propuso. La reacción de sus dirigidos no ha llegado.
La dirigencia
Los hinchas también apuntan a la dirigencia que lidera Juan Tagle, a quien le manifiestan quejas a través de Twitter. Por la misma plataforma, el timonel ha respondido y explicado algunas decisiones. Ni siquiera los avances en la construcción del nuevo estadio alivian la molestia. Concretamente, los seguidores le exigen que libere la billetera para potenciar el equipo, sobre todo, en los sectores en los que adolece de mayores problemas, como el mediocampo. La respuesta es recurrente: no hay dinero y los esfuerzos están concentrados en el megaproyecto de San Carlos de Apoquindo.
En los últimos días, de hecho, se añadió uno: la partida de Matías Dituro al fútbol turco deja un vacío en un puesto clave. La explicación tampoco gustó: mientras en el club valoran en la interna que la operación permitirá liberar valiosos recursos, en función del alto costo que representaba el salario del golero, hay quienes se fijan en que se perdió una pieza fundamental sin que el club recibiera utilidad alguna.
Hay más. La aprensión más profunda tiene que ver con que el club no fue capaz de aprovechar el ciclo más exitoso de su historia: el del tetracampeonato. “Largo”, como se solía reforzar en los tiempos en que en la precordillera todo era felicidad. Está suficientemente claro que a nivel internacional el avance fue nulo. Y a nivel local, que el golpe que representó que Colo Colo se quedara con el torneo pasado e impidiera un aún más emblemático pentacampeonato dolió.
La revisión también abarca la incapacidad para renovar el plantel, y con ello las ambiciones, en el momento justo. De ese ciclo, ya no están elementos que fueron claves, como Valber Huerta, Marcelino Núñez, Diego Valencia, su homónimo Buonanotte y el más emblemático: José Pedro Fuenzalida. Sin embargo, la crítica más fuerte es que el club no se atrevió a dejar partir a varios jugadores en el momento en que debía hacerlo, como Luciano Aued y Germán Lanaro. Hay un ejemplo categórico: Ignacio Saavedra. El volante irrumpió en el primer equipo en 2018 y pocos dudaron de que se transformaría en un jugador de exportación. Cinco años después, sigue en Las Condes y, aunque sigue siendo titular, el encanto con los fanáticos fue disminuyendo en intensidad.
Para colmo, las decisiones en fichajes tampoco han sido todo lo acertadas que se esperaba. En junio de 2022, la UC dio uno de los golpes más resonantes: consiguió la repatriación de Mauricio Isla. El Huaso se había formado en el club, pero nunca había jugado en la Primera División nacional. Después de un turbulento paso por el Flamengo, posterior a una trayectoria más destacada en Europa, volvió al club que lo recibió en sus primeros pasos.
La experiencia terminó siendo un fiasco: el ahora exseleccionado, puntal de la Generación Dorada, disputó 29 partidos oficiales, entre Campeonato Nacional, Copa Libertadores, Copa Chile y Copa Sudamericana. Solo anotó un gol (en febrero, ante Coquimbo) y dio nueve asistencias. En el torneo de Primera División de este año actuó en 10 duelos, nueve de ellos como titular. El 22 de abril, ante O’Higgins, por la undécima fecha, fue expulsado. El 17 de mayo se anunció el fin de su relación contractual con el club.
Original de La Tercera
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