Habían pasado las 18 horas del lunes. Esposado, Jordhy Thompson escuchó lo que, con certeza, nadie quiere oír. La titular del 14º Juzgado de Garantía de Santiago, Irene Rodríguez, decretó la prisión preventiva del volante de Colo Colo en el marco de la denuncia por violencia intrafamiliar contra su pareja, Camila Sepúlveda. La situación, que había sido denunciada por la víctima a Carabineros, lo que motivó la detención del nortino, estaba agravada por otra: el deportista había cometido desacato al ignorar la orden de alejamiento que pesaba sobre él, después de un anterior episodio de agresiones.
Thompson fue conducido por personal de Gendarmería hacia el vehículo que, finalmente, lo trasladaría a otro sitio que, con la misma seguridad, nadie quiere visitar: el Centro de Detención Preventiva Santiago 1. La magistrada Rodríguez decretó que en ese sitio tendrá que pasar los 45 días que fijó como plazo para la investigación, pese a que la defensa del jugador anunció que apelará a la medida cautelar, considerada la más drástica. La fiscal Patricia Villablanca la solicitó por considerar que el jugador albo es un peligro para la víctima.
Chequeos
Las primeras horas de Thompson en prisión han transcurrido en el área de Salud del complejo penitenciario. Ahí, según informan a El Deportivo fuentes del penal, se le sometió inicialmente a los chequeos médicos generales por los que tienen que pasar todos los internos. La condición de deportista que tiene el mediocampista de 19 años le permitió superarlos sin inconvenientes. Tampoco arrastra patologías de base que impliquen algún cuidado específico.
Ese sector está reservado para los imputados que por alguna enfermedad deban recibir alguna atención especial. Hasta ahí, también, son llevados quienes sufren alguna herida producto de agresiones de otros reos o de otras acciones de violencia de las que suelen producirse en los recintos de esa naturaleza.
Sin embargo, también hay alguna excepción: en ese lugar se mantenido algunas de las celebridades que han tenido que cumplir con la transitoria privación de libertad. Un ejemplo en este sentido es Hernán Calderón Argandoña, hijo del abogado homónimo y de la conductora televisiva, quien en 2020 fue imputado por parricidio frustrado en contra de su progenitor.
La consideración es, por cierto, una medida precautoria: la connotación pública de personajes como Thompson, como de Calderón en su momento, torna poco aconsejable la vinculación con otros presos. “El riesgo de agresión existe. Si le pasa de inmediato a un módulo, ese peligro crece considerablemente”, explican en el reclusorio. El orden interno establece que los imputados no pasan a patio, precisamente para aminorar el peligro que puedan experimentar al compartir con reclusos de mayor peligrosidad.
La defensa del jugador, de hecho, anunció que intentará revocar la cautelar, precisamente por el riesgo que corre su representado. El equipo jurídico que asesora a Thompson se fortaleció en las últimas horas: al defensor penal público que le representó en la audiencia se sumó un jurista particular. Una de las opciones que se baraja es cuestionar la falta de pruebas en relación a los cargos que motivaron la medida transitoria. El plazo para presentar la apelación es de cinco días corridos después de que se dicta la medida cautelar. Después, debe ser revisada por la Corte de Apelaciones. Es decir, recién a mediados de la próxima semana Thompson podría recibir alguna noticia concreta en ese sentido. Por lo pronto, sus representantes legales y sus familiares son los únicos que reciben información formal respecto de su condición.
Primeras visitas
Thompson ha recibido visitas. Lo han visto su abogado y algunos familiares, como su madre y su hermano, además de familiares que viajaron desde Antofagasta para acompañarle. Quienes han estado cerca suyo sostienen que se ha mostrado “arrepentido”. “Se le nota. Todo el mundo le dice que si sigue en esa relación se va a quedar solo”, explica un cercano al jugador.
El futbolista ha dado señales de asumir que tocó fondo y de que tiene que tratarse para superar sus problemas. Entre ellos, por ejemplo, está el consumo de alcohol. En ese contexto, por ejemplo, Thompson se habría manifestado dispuesto a implantarse un pellet, pues entiende que esa es una de las causas de su agresividad, contrastante con una personalidad que quienes le conocen han descrito como ‘tranquila’. “El alcohol lo transforma”, enfatizan en su círculo.
Como pasa con todos los detenidos e internos, sus familiares le han llevado comida. Naturalmente, en estos días no ha podido realizar actividad física, por el reducido espacio en el que transita.
Hasta cuándo
En Santiago 1 solo se reciben imputados. Es decir, a quienes están a la espera de un juicio, que posteriormente puede derivar en una sentencia definitiva o, en el mejor de los casos, en la absolución. En el caso de Thompson, esa posibilidad es incluso más compleja, pues el femicidio frustrado, el cargo más grave que se le imputó, conlleva penas de cárcel que parten en los 10 años y un día de privación de libertad. Es decir, que tornan imposible que la condena se pueda cumplir con una pena sustitutiva.
El paso por la posta del penal es, para cualquier preso, una condición transitoria. Sin embargo, no está definida la extensión específica del período. Esa consideración está supeditada a la determinación de las autoridades carcelarias, que se adoptan en función de salvaguardar la integridad física del imputado.
Considerando el riesgo que corre Thompson, en principio por su figuración pública y luego por el motivo que lo llevó al encierro, en Santiago 1 se evalúa que pase en esa dependencia hasta la integridad del plazo establecido por la magistrada Rodríguez para el desarrollo de la investigación.
Original de La Tercera
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