El partido ante Racing dejó al descubierto las profundas grietas que aquejan a Colo Colo en su camino por la Copa Libertadores. Lo que parecía ser una noche de redención tras los trágicos sucesos contra Fortaleza, terminó convertido en un amargo empate que sabe a derrota, producto de errores propios y una palpable diferencia física con su rival.
Un planteamiento que generó más dudas que certezas
Jorge Almirón, técnico del Cacique, sigue sin encontrar la fórmula que le permita consolidar un equipo estable. Su constante rotación de esquemas -alternando entre líneas de tres y cuatro defensas, variando mediocampistas y probando distintas configuraciones ofensivas- ha impedido que el equipo desarrolle una identidad clara.
El partido contra Racing fue un fiel reflejo de esta incertidumbre táctica. Tras adelantarse en el marcador, Colo Colo se replegó de manera excesiva, terminando el segundo tiempo con apenas el 37% de posesión y un solo remate al arco (el gol de Cepeda). Esta actitud defensiva, que buscaba proteger el resultado, terminó siendo contraproducente cuando el equipo argentino encontró el empate en los minutos finales.
Decisiones que pasan factura
La salida de Lucas Cepeda en el minuto 74, sustituido por Erick Wiemberg en una clara movida defensiva, fue quizás la decisión más cuestionable de Almirón. El volante, que venía siendo una de las figuras del equipo, mostró su disgusto al abandonar el campo. El técnico justificó el cambio por la tarjeta amarilla que cargaba el jugador, pero el resultado demostró que el sacrificio del juego ofensivo no dio los frutos esperados.
Otro aspecto preocupante fue el rendimiento de figuras clave. Arturo Vidal, reemplazado en el minuto 68, mostró claras señales de fatiga, mientras que Salomón Rodríguez sigue sin justificar la importante inversión que el club hizo por su fichaje.
El fantasma del poco rodaje
Las cifras son elocuentes: mientras Racing acumula 20 partidos en lo que va del año, Colo Colo apenas ha disputado 12 encuentros completos (sin contar el partido suspendido contra Fortaleza). Esta diferencia de actividad se tradujo en un evidente desnivel físico durante los minutos finales del encuentro, donde el equipo chileno mostró claros signos de agotamiento.
Javier Correa lo resumió con crudeza: «Entre más competencia, es lo que te da ritmo para este tipo de partidos». La falta de continuidad en el torneo local -producto de las postergaciones- ha impedido que el equipo encuentre la regularidad necesaria para enfrentar los desafíos continentales.
Un futuro complicado
Con el caso Fortaleza aún pendiente y la probable pérdida de puntos en ese partido, las opciones de clasificación de Colo Colo se complican significativamente. El equipo no solo debe mejorar su rendimiento en la cancha, sino también encontrar rápidamente una identidad que le permita superar los obstáculos que se presenten.
El calendario no da tregua: tras enfrentar a Coquimbo este sábado, el Cacique deberá prepararse para un exigente mes de mayo donde deberá demostrar si está a la altura de sus aspiraciones continentales, en un año donde el centenario del club exige respuestas contundentes.
Mientras tanto, las preguntas sobre el planteamiento de Almirón y la profundidad de la plantilla siguen sin respuestas claras. Lo que queda en evidencia es que, en la Libertadores, los errores se pagan caro, y Colo Colo está acumulando demasiadas facturas pendientes.
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