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El deporte como aliado clave en la lucha contra el cáncer: evidencias científicas y testimonios reales

En medio del avance de las terapias oncológicas tradicionales, el ejercicio físico se ha posicionado como un componente esencial en el tratamiento y la recuperación del cáncer. Cada vez más estudios confirman que la actividad física regular no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también puede reducir significativamente la recurrencia del cáncer y aumentar la tasa de supervivencia.

La evidencia científica es contundente

Investigaciones publicadas en revistas como Journal of Clinical Oncology y The Lancet Oncology sostienen que el ejercicio tiene efectos antiinflamatorios, reguladores del sistema inmune y reductores de estrógenos y otras hormonas vinculadas al desarrollo tumoral. Un estudio reciente liderado por la Universidad de Harvard reveló que pacientes con cáncer de mama, colon y próstata que realizaron actividad física moderada durante el tratamiento tuvieron una reducción de hasta un 40% en el riesgo de mortalidad.

El ejercicio también alivia efectos secundarios comunes de los tratamientos como la fatiga, el insomnio, la ansiedad y la pérdida de masa muscular. De hecho, entidades como la Sociedad Americana del Cáncer (ACS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya incluyen rutinas de actividad física como parte de sus guías clínicas para pacientes oncológicos.

Casos chilenos que inspiran

Uno de los casos más emblemáticos en Chile es el de Verónica Díaz, sobreviviente de cáncer de ovario y maratonista aficionada. Tras su diagnóstico en 2020, su oncólogo le recomendó caminar 30 minutos al día. Hoy, ya recuperada, participa activamente en carreras urbanas. «El deporte no solo fortaleció mi cuerpo, también fue clave para mantenerme positiva», comenta.

También destacan iniciativas como la del Hospital Sótero del Río en Santiago, que desde 2022 ofrece un programa de entrenamiento supervisado para pacientes con cáncer, con ejercicios adaptados según tipo de tumor y etapa de tratamiento. El plan ha beneficiado a más de 300 personas.

Recomendaciones médicas

Los especialistas coinciden: el ejercicio debe ser prescrito como parte del tratamiento oncológico, pero siempre bajo supervisión profesional. «No todos los tipos de cáncer permiten el mismo nivel de actividad. Es fundamental individualizar el plan», explica la doctora Camila Vargas, fisiatra oncológica.

La recomendación general es realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada, complementados con ejercicios de fuerza dos veces por semana. Caminatas, natación, ciclismo suave o yoga suelen ser las prácticas más indicadas.

Conclusión: el deporte no reemplaza los tratamientos médicos, pero es un pilar fundamental en el enfoque integral del cáncer. Con respaldo científico y experiencias concretas, la actividad física se perfila como una poderosa herramienta para enfrentar esta enfermedad con más fuerza y esperanza.

@EstudioEstadio

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