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Ejercicio físico, clave para prevenir enfermedades cardiovasculares

Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, diversos estudios han demostrado que un estilo de vida activo y saludable puede reducir significativamente el riesgo de sufrir estas afecciones. Entre los hábitos más efectivos para la prevención se destaca la práctica regular de ejercicio físico.

El corazón necesita movimiento

El corazón es un músculo que, al igual que los demás, necesita ser ejercitado para mantenerse fuerte y funcional. Realizar actividad física de forma constante mejora la circulación sanguínea, reduce la presión arterial, disminuye los niveles de colesterol LDL (el “malo”) y aumenta los niveles de colesterol HDL (el “bueno”). Además, ayuda a mantener un peso saludable y a controlar la glucosa en sangre, factores clave en la prevención de infartos y accidentes cerebrovasculares.

Ejercicios más recomendados

Expertos en salud cardiovascular recomiendan una combinación de diferentes tipos de ejercicios para obtener beneficios integrales. A continuación, los más efectivos:

1. Ejercicio aeróbico

Actividades como caminar a paso ligero, correr, nadar, andar en bicicleta o bailar son altamente beneficiosas para el corazón. Se aconseja realizar al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado por semana, o 75 minutos si la intensidad es alta.

2. Entrenamiento de fuerza

Aunque muchas veces se asocian con el desarrollo muscular, los ejercicios de resistencia como levantamiento de pesas, uso de bandas elásticas o ejercicios con el propio peso corporal (flexiones, sentadillas, abdominales) también contribuyen a la salud del sistema cardiovascular. Se recomienda realizarlos dos o tres veces por semana.

3. Ejercicios de flexibilidad y control del estrés

Actividades como el yoga o el tai chi ayudan a reducir el estrés, uno de los factores que puede desencadenar problemas cardiovasculares. Además, mejoran la postura, la respiración y la flexibilidad, lo que favorece un mejor rendimiento físico general.

Más allá del ejercicio: hábitos que suman salud

Si bien la actividad física es un pilar fundamental, debe ir acompañada de otros hábitos saludables como una dieta equilibrada, evitar el consumo de tabaco, moderar el consumo de alcohol y mantener un buen manejo del estrés. Asimismo, es importante realizar controles médicos regulares, especialmente si existen antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.

Conclusión

Adoptar una rutina de ejercicios adecuada y constante puede marcar la diferencia entre una vida saludable y una vida con riesgos cardiovasculares. En palabras de la OMS, “la inactividad física es uno de los principales factores de riesgo de mortalidad a nivel mundial”. Por eso, moverse es más que una opción: es una necesidad vital para el corazón.

@EstudioEstadio

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