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La piel también entrena: claves para protegerla durante la actividad deportiva

En cada entrenamiento, partido o práctica al aire libre, la piel se convierte en la primera línea de contacto con el entorno. El sudor, la fricción, el sol, el viento e incluso el uso de ropa inadecuada pueden afectarla. Por eso, cuidar la piel en el deporte no es un lujo, sino una necesidad para la salud integral del deportista.

La exposición solar: un riesgo silencioso

Uno de los factores más agresivos para la piel durante el deporte es la radiación ultravioleta (UV), especialmente en actividades al aire libre. Incluso en días nublados, los rayos UV pueden dañar las células cutáneas, provocando envejecimiento prematuro, manchas y aumentando el riesgo de cáncer de piel.

Usar protector solar de amplio espectro (FPS 30 o más), resistente al agua y al sudor, es fundamental. Debe aplicarse 30 minutos antes de la actividad y reaplicarse cada dos horas o después de sudar intensamente.

Sudor y piel: una relación complicada

El sudor es una respuesta natural del cuerpo para regular la temperatura, pero también puede convertirse en enemigo de la piel si no se maneja correctamente. La acumulación de sudor puede causar:

  • Obstrucción de poros (acné corporal).

  • Irritación o dermatitis por la fricción con la ropa.

  • Infecciones fúngicas o bacterianas, especialmente en zonas húmedas como axilas, ingles y pies.

Para evitarlo, es clave:

  • Ducharse inmediatamente después de hacer ejercicio.

  • Usar ropa deportiva transpirable y de secado rápido.

  • Evitar ropa muy ajustada que favorezca la fricción constante.

Cuidado especial para el rostro y los labios

El rostro es una de las áreas más expuestas durante el ejercicio, sobre todo en deportes al aire libre. El sudor puede mezclar impurezas con restos de maquillaje, protector solar o suciedad ambiental, provocando irritación o brotes.

Se recomienda lavar el rostro antes y después de entrenar con un limpiador suave, además de usar productos no comedogénicos (que no obstruyen los poros).

Los labios también deben protegerse con bálsamos labiales con FPS, ya que pueden resecarse o agrietarse con facilidad debido al viento, el sol y la deshidratación.

Hidratación: por dentro y por fuera

Una piel sana comienza desde el interior. Durante el ejercicio, el cuerpo pierde grandes cantidades de agua a través del sudor, lo que puede reflejarse en una piel seca, opaca y deshidratada.

  • Beber suficiente agua antes, durante y después del ejercicio es esencial.

  • Complementar con cremas hidratantes después de la ducha ayuda a reparar la barrera cutánea.

Cuidado con el cloro y el agua salada

En deportes acuáticos como la natación, el cloro de las piscinas o la sal del mar pueden resecar o irritar la piel. Por eso, se recomienda:

  • Ducharse con agua dulce inmediatamente después de salir del agua.

  • Aplicar crema hidratante o aceites corporales para restaurar la humedad natural de la piel.

Conclusión: la piel también necesita entrenamiento y recuperación

Así como se prepara el cuerpo para un mejor rendimiento, la piel también requiere atención y protección. Incorporar hábitos de cuidado dérmico a la rutina deportiva no solo previene afecciones cutáneas, sino que también mejora el confort y bienestar general durante la práctica.

Cuidar la piel es parte del entrenamiento. Porque una piel sana también es un signo de un cuerpo fuerte y equilibrado.

@EstudioEstadio

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