En un mundo donde la obesidad y el sobrepeso representan uno de los grandes retos de salud pública, investigaciones recientes destacan que la actividad física dirigida puede marcar una diferencia significativa en la pérdida de peso y la composición corporal. Aquí los hallazgos más relevantes.
¿Qué muestran los estudios?
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Una meta-análisis que incluyó 116 ensayos clínicos con casi 6 900 adultos con sobrepeso u obesidad encontró que cada 30 minutos adicionales semanales de ejercicio aeróbico se asociaron con una reducción de aproximadamente 0,52 kg de peso corporal y 0,56 cm de circunferencia de cintura.
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En ese mismo estudio, se indicó que alcanzar al menos 150 minutos a la semana de ejercicio aeróbico moderado a vigoroso resultó en reducciones “clínicamente importantes” de grasa corporal y cintura.
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Otra revisión de 12 metaanálisis (149 estudios) encontró que el ejercicio por sí solo produjo pérdida de peso de entre –1.5 kg y –3.5 kg, y reducciones de grasa visceral cuando se combinó con dieta.
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En cuanto al entrenamiento de fuerza, si bien no siempre se traduce en gran pérdida de peso por sí solo, sí ayuda a conservar masa muscular y aumentar la pérdida de grasa cuando se combina con otros tipos de ejercicio.
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También se ha demostrado que la combinación de ejercicio + dieta mejora marcadores metabólicos (glucosa, lípidos, presión arterial) más que solo dieta.
¿Qué ejercicios y deportes funcionan mejor para perder peso?
Basado en la evidencia, los siguientes tipos de actividad destacan:
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Ejercicio aeróbico moderado a vigoroso: Correr, nadar, bicicleta, caminar rápido, remo — este tipo de actividad favorece la quema de calorías y reducción de grasa corporal cuando se acumulan 150 minutos o más por semana.
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Entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT): Alternar periodos cortos de esfuerzo intenso con recuperación parece potenciar la pérdida de grasa, en particular la visceral, y lo hace en menor tiempo.
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Entrenamiento de fuerza / resistencia: Levantamiento de pesas, máquinas, ejercicios con el propio cuerpo (flexiones, sentadillas) — no siempre reducen mucho el peso en la báscula, pero mejoran la composición corporal (menos grasa, más músculo) y el metabolismo basal.
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Deportes que combinan intensidad y duración: Fútbol, baloncesto, tenis, artes marciales — actividades recreativas que pueden incrementar el gasto calórico, promover adherencia (haces algo que te gusta) y generar resultados sostenibles.
Recomendaciones prácticas “científicamente respaldadas”
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Apunta a mínimo 150 minutos por semana de ejercicio aeróbico moderado o una combinación de moderado + vigoroso. Esto según la meta-análisis más reciente que encontró pérdidas importantes alrededor de ese volumen.
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Añade 2-3 sesiones semanales de fuerza para preservar masa muscular y optimizar la composición corporal.
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Si dispones de “menos tiempo”, incluye HIIT (por ejemplo 10-20 minutos) para maximizar eficiencia.
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Importante: la pérdida de peso sostenible no depende solo del ejercicio. Las intervenciones que combinan dieta + actividad física rinden más.
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Escoge una actividad que te guste (deporte que disfrutes) para que sea más fácil mantenerla en el tiempo; la adherencia es una clave oculta.
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Recuerda que el cuerpo se adapta: aunque el ejercicio ayuda, no es “una bala mágica” — hay que combinarlo con alimentación adecuada, descanso, hidratación y constancia.
Conclusión
La evidencia científica confirma que el ejercicio es una herramienta poderosa para perder peso y mejorar la salud corporal, especialmente cuando se realiza de forma regular, moderada a vigorosa, y en combinación con entrenamiento de fuerza. Si tu meta es reducir peso o grasa corporal, incorporar actividades como aeróbicos, HIIT o deportes dinámicos puede marcar la diferencia. Lo esencial: consistencia + variedad + alimentación adecuada.
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