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Lo quieren ver caer: los motivos ocultos de la guerra entre Javier Castrilli y los árbitros chilenos

El arbitraje chileno atraviesa por la crisis más profunda de su historia. Está, literalmente, desintegrado. Por un lado, el presidente de la Comisión de Árbitros, Javier Castrilli, remueve los cimientos de la actividad y saca de circulación a 16 jueces. Solo este lunes desechó a 11, en un grupo encabezado por Julio Bascuñán, árbitro FIFA que regularmente dirige a nivel internacional. Varios, de hecho, se enteraron de sus desvinculaciones fuera del país, donde esperan para dirigir partidos de la Copa Libertadores. El sindicato de jueces, a su vez, exige la salida del transandino y, en esta jornada, votará la paralización de actividades si la solicitud no es atendida. La entidad también está desintegrada, pues la asamblea destituyó a la testera que encabezaba Johnny Harasic. La ANFP se prepara para la medida de fuerza y anticipa que contratará árbitros extranjeros si los nacionales se resisten a dirigir. El show, esta vez en el mejor sentido posible de la expresión, debe continuar.

Cada una de las situaciones descritas anteriormente están entrelazadas y, después de una encadenación de situaciones, permiten explicarse por qué una amplia facción de los árbitros chilenos se radicalizó. En ese razonamiento, surgen nombres claves para hallar las razones del quiebre. Y también denominaciones propias de otras épocas oscuras del referato que reaparecen con fuerza. “Esto no va a parar. Castrilli está defendiendo a la directiva de Harasic. La evidencia es clarísima. El compromiso es económico, directo. Harasic es muy cercano al Club del Póker. Con la llegada de Castrilli, Mario Sánchez revivió y empezó a cumplir funciones ocultas en la ANFP”, explica Patricio Blanca, quien fue dado de baja a comienzos de marzo. El Club del Póker era un grupo de árbitros que jugaba cartas con Sánchez y que, en medio de apuestas y alcohol, recibía designaciones y beneficios. El ex juez FIFA, entonces jefe de los jueces, percibía dinero. En noviembre de 2012 fue despedido. En marzo, Castrilli negó categóricamente que Sánchez prestara algún servicio en la ANFP.

“Esto no es despecho, es porque la cosa está mal en el fútbol chileno y queríamos mejorar. Y la única forma de hacerlo es a través de nuestro sindicato, con elecciones. En ese proceso estábamos. Es como si en un equipo de fútbol el 80 por ciento de los jugadores se rebelaran contra el cuerpo técnico. Castrilli citaba a los árbitros en un restorán para presionarlos. Nosotros juntamos las firmas para pedir su salida. Y eso se hizo a través del sindicato”, añade Blanca.

Castrilli, en tanto, había esbozado una explicación distinta para el proceso. “Advertí la necesidad de generar un cambio generacional en el arbitraje chileno. Darle la posibilidad a la sangre joven de poder proyectarse. De la misma manera, tenemos que pensar en un arbitraje chileno con una estatura de competencia en el mismo nivel que están dirigiendo. Uno piensa en árbitros de 30 o 32 años que lleguen a instancias superiores del fútbol internacional. Tenemos que bajar el promedio etario”, explicó a El Deportivo durante la primera poda.

Un sindicato cuestionado y presiones

La aparentemente estrecha relación entre Castrilli y Johnny Harasic, el destituido presidente del sindicato, era mal vista por los afiliados al gremio referil por los fuertes cuestionamientos que la asamblea había planteado a la directiva que la regía. Concretamente, a Harasic se le cuestionaba por los manejos de los recursos de la entidad. “Teníamos muchos problemas con ellos, porque ellos manejan montos importantes. Cerca de 100 millones anuales por el contrato publicitario con MTS, por ejemplo. Eso por más de ocho años, además de lo que se recibe por las cuotas, unos $ 40 millones más. Y la ANFP entrega 500 UF, unos $ 15 millones más. La responsabilidad de administración es bastante grande. Esta directiva llevaba ocho años y nos hemos dado cuenta de que no han sido transparentes. No hay balances ni presupuestos. Y cada vez que recurrimos, había presiones”, insiste Blanca.

La llegada de Castrilli no supuso mejores señales. “Detectamos los antecedentes que tenía en Argentina, como malversación de fondos públicos, pago de cheques sin fondo. No tenía la probidad para el cargo. Los árbitros somos disciplinados y respetamos la decisión del directorio, porque no podemos dejar que el fútbol no se juegue, pero con el tiempo nos dimos cuenta de cosas peores. En el transcurso del tiempo empezaron a hacer su trabajo. Nos dimos cuenta de que no tenían la capacidad técnica para poder desarrollarlo. Los árbitros de la elite entrenan cinco veces a la semana, tenemos que hacer análisis de video, entrenamiento de decisiones arbitrales prácticos, entrenamiento de VAR. Prácticamente entrenábamos con el preparador físico, no teníamos entrenamiento de VAR, el entrenamiento de realidad de juego se hizo una sola vez y esa práctica fue de un nivel ni siquiera amateur”, relata Blanca. En el sindicato, las cosas no marchaban mejor. “Eran tantas cosas que no se podía aguantar más. Empezamos a juntar firmas para convocar una asamblea de censura. Logramos 110 de 140. Envié las firmas el 25 de febrero y el martes 3 de marzo fui despedido. Estaba hablando en la radio ADN y me llega un correo citándome a una reunión con Castrilli. Era a las 16.45. Y llego a la oficina del directorio y me dicen que estoy desvinculado. Ahí se inicia todo. En la Comisión de Árbitros nos descubrieron. Alguien nos vendió, y salió todo esto”, agrega.

Las represalias de parte de la Comisión, o lo que Blanca entiende por ellas, continuaron y se intensificaron. “Nos despidieron y el movimiento de censura contra la dirigencia sindical siguió. Otros compañeros como Felipe Jara, Felipe Jerez y Constanza Salinas, constituyeron la Comisión de Censura y fueron despedidos. Reunir el 80 por ciento de las firmas requería un apoyo transversal. Se concretó la censura y tuvieron que salir del sindicato, que está acéfalo, pero puede seguir funcionando. No es que haya sido tomado. Todos los que hablaron en esa reunión, los 11, son los que hablaron contra Harasic. La coincidencia es enorme. Decapitaron a los que censuraron al presidente del sindicato”, expone Blanca.

Reunión con Milad

Cada parte se atrinchera y prepara sus respectivas contraofensivas. Mientras la ANFP se alista para enfrentar una eventual contingencia con jueces foráneos, los árbitros afectados por el despido masivo aguardaban por la llegada de Pablo Milad desde Qatar para reunirse con él y pedirle una mediación en el conflicto que amenaza con dejarlos sin poder ejercer sus respectivas carreras, incluso a los que hoy cuentan con la insignia internacional, pues Castrilli perfectamente puede restarlos de la lista.

“Me estoy haciendo asesorar con abogados. No es congruente el proceso de renovación que dicen que está llevando a cabo Castrilli con esta medida, en la que salen varios de los jueces jóvenes, que iban a representar ese recambio. Esperamos reunirnos con el presidente Milad, porque nuestro interés es ser reincorporados”, responde a El Deportivo uno de los jueces que se enteró de la medida estando en el extranjero. Naturalmente, teme por su futuro laboral, que, en el actual escenario, parece sentenciado.

Original de La Tercera

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