Un cóctel probiótico ha despertado el interés de la comunidad científica por sus posibles beneficios en la salud cerebral. Según expertos, esta fórmula podría influir positivamente en el microbioma intestinal, es decir, el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino humano.
En condiciones normales, estos microorganismos coexisten en equilibrio. Sin embargo, cuando proliferan bacterias o virus dañinos, ese equilibrio se rompe, lo que puede tener efectos negativos en la salud. Con el tiempo, este desequilibrio podría contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la demencia.
Investigadores de la Universidad del Sur de Florida (USF), que participaron en el desarrollo del cóctel, sostienen que su impacto podría ser especialmente relevante para una población cada vez más envejecida. En un comunicado oficial, se destacó que Hariom Yadav —investigador principal— considera que esta bebida podría ofrecer beneficios concretos para la salud cerebral.
Los especialistas advierten que, para el año 2060, el número de nuevos casos de demencia podría duplicarse, alcanzando cerca de un millón de diagnósticos anuales. En este contexto, el Dr. Yadav, director del Centro de Investigación del Microbioma de USF Health y profesor de neurocirugía, lidera un equipo enfocado en el vínculo entre el intestino y el cerebro.
Su investigación, publicada en la revista Scientific Reports, explora cómo un cóctel probiótico puede reducir el riesgo de Alzheimer. Aunque los resultados son preliminares, sugieren un enfoque novedoso para prevenir o retrasar la progresión de enfermedades neurodegenerativas.
El estudio —titulado Protección de la progresión de la enfermedad de Alzheimer mediante un cóctel de probióticos de origen humano— detalla el desarrollo de una fórmula compuesta por varias cepas probióticas reconocidas por su capacidad para mantener un intestino saludable. Para evaluar su eficacia, el cóctel fue administrado a ratones durante 16 semanas. Luego se los sometió a una prueba de laberinto acuático, utilizada para medir memoria y orientación espacial. Los animales que recibieron el tratamiento resolvieron la prueba con mayor rapidez, lo que sugiere una mejora cognitiva.
El equipo descubrió que el cóctel redujo los niveles de proteínas relacionadas con la formación de placas en el cerebro, disminuyó la inflamación cerebral y preservó la integridad de la barrera hematoencefálica, la cual impide que sustancias nocivas ingresen al sistema nervioso central. Estos hallazgos sugieren que la mezcla probiótica podría frenar el deterioro cognitivo y la progresión del Alzheimer.
Yadav explicó que, a diferencia de los probióticos de una sola cepa, la combinación utilizada permite una manipulación más eficaz del microbioma intestinal, transformándolo de un estado perjudicial a uno beneficioso. Además, subrayó que intervenir en etapas tempranas de la enfermedad podría prevenir la aparición de síntomas, por lo que es fundamental desarrollar tratamientos seguros y aplicables a largo plazo.
La investigación también examinó cómo una condición conocida como «intestino permeable» puede permitir que microorganismos dañinos pasen al torrente sanguíneo, desencadenando una respuesta inflamatoria que alcanza el cerebro. Cuando la barrera hematoencefálica se debilita, permite la entrada de estas sustancias, generando neuroinflamación y daño neuronal, lo que podría derivar en demencia.
Según Yadav, “no todo lo que comemos entra en la sangre; solo ciertos nutrientes deberían hacerlo. Pero en un intestino permeable, muchas sustancias no deseadas cruzan esa barrera, provocando una reacción del sistema inmunitario que, en algunos casos, llega al cerebro”.
Este proceso inflamatorio compromete el sistema inmunitario cerebral, aumentando el riesgo de deterioro cognitivo. El cóctel fue diseñado para reducir las bacterias inflamatorias y restaurar el equilibrio intestinal.
Actualmente, el equipo de investigación considera la posibilidad de crear una startup para desarrollar la tecnología, aunque primero deberán completar ensayos clínicos. “Queremos asegurarnos de su eficacia clínica, pero somos optimistas”, afirmó Yadav.
Santosh K. Prajapati, primer autor del estudio, expresó que el objetivo final es desarrollar una fórmula probiótica segura, simple y de alta adherencia que pueda incorporarse a la dieta diaria como método preventivo frente a enfermedades neurodegenerativas.
Un estudio previo sobre virus intestinales
Un trabajo anterior de Yadav, publicado en Gut Microbes, ya había analizado cómo los virus presentes en el intestino pueden afectar la salud cognitiva. El estudio, titulado Anormalidades en las firmas del viroma intestinal vinculadas al deterioro cognitivo en adultos mayores, reveló que la composición viral del intestino cambia con la edad, especialmente entre los 60 y 80 años.
Se observó que ciertos virus intestinales, como los bacteriófagos —que infectan bacterias—, están asociados a disfunciones cognitivas y son más frecuentes en personas con demencia o en etapas tempranas de la enfermedad.
Yadav explicó que estos virus se replican dentro de bacterias, las destruyen y luego se propagan, afectando la composición del microbioma. Este desequilibrio, a su vez, puede estar relacionado con el deterioro cognitivo observado en pacientes mayores.
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