La crisis institucional que vive Colo Colo ha puesto en jaque la continuidad de Jorge Almirón, pero su salida no será sencilla. El técnico argentino, contratado hasta diciembre de 2026 con un salario anual de US$ 2 millones, representa un desafío financiero para el club, que deberá desembolsar cerca de US$ 3 millones en caso de rescindir su contrato de manera anticipada.
Esta cifra, que incluye salarios pendientes y bonificaciones, llega en el peor momento para las arcas del equipo. La eliminación en la Copa Libertadores no solo significó una derrota deportiva, sino también un duro golpe económico. Los ingresos por derechos televisivos y premios se esfumaron, agravando una situación ya complicada por las sanciones impuestas tras los incidentes en el partido contra Fortaleza y la inesperada caída ante Deportes Limache en la Copa Chile.
Blanco y Negro en una encrucijada
El presidente Aníbal Mosa reconoció la gravedad del momento: «Preparamos el año para tres competencias y ya estamos fuera en dos de ellas». Aunque evitó confirmar un despido inmediato, dejó claro que el tema se discutirá en el directorio, donde incluso se evalúa convocar una reunión extraordinaria para tomar una decisión definitiva.
El problema radica en que el club no cuenta con los recursos suficientes para asumir el pago de la indemnización sin afectar su estabilidad financiera. Esta realidad ha dividido al directorio: mientras algunos abogan por mantener a Almirón hasta encontrar una salida negociada, otros insisten en que su continuidad solo empeorará el desgaste institucional.
¿Una salida negociada?
Una posibilidad que podría aliviar la carga económica para Colo Colo es que Almirón reciba una oferta de otro club. En las últimas horas, se mencionó el interés de equipos mexicanos como Xolos de Tijuana y Chivas de Guadalajara, aunque el técnico habría rechazado un primer acercamiento del cuadro tapatío. Si surgiera una opción concreta, ambas partes podrían llegar a un acuerdo para reducir el monto de la indemnización.
Mientras tanto, la opción de un interinato liderado por Héctor Tapia, exjugador y actual responsable de las divisiones inferiores, gana fuerza como medida temporal. Sin embargo, la sombra de Gustavo Quinteros, exentrenador del club y actualmente sin equipo, se cierne como la alternativa más sólida a mediano plazo.
Conclusión: Un centenario amargo
Lo que debía ser un año de celebración por los 100 años de historia, se ha convertido en una de las crisis más complejas de los últimos tiempos. La salida de Almirón parece inevitable, pero su costo económico obliga al club a actuar con cautela. En los próximos días, Blanco y Negro deberá decidir si asume el golpe financiero o espera a que el mercado ofrezca una salida menos traumática.
Mientras tanto, la hinchada, descontenta y frustrada, exige cambios inmediatos. El reloj corre, y cada día que pasa sin una solución solo profundiza la herida en el equipo más grande de Chile.