Durante los meses de invierno, los deportistas enfrentan un doble desafío: mantener su rendimiento físico mientras combaten las bajas temperaturas. En este contexto, la alimentación cobra un papel crucial. Los especialistas en nutrición deportiva coinciden en que una dieta ligeramente más calórica ayuda al organismo a conservar el calor corporal, prevenir lesiones musculares y asegurar energía suficiente para entrenamientos intensos.
«En climas fríos, el cuerpo gasta más energía para mantener su temperatura. Por eso, es recomendable aumentar ligeramente la ingesta calórica, sobre todo si se mantiene una rutina de entrenamiento exigente», explica Martín López, nutricionista deportivo.
Entre los alimentos más recomendados para esta época del año destacan:
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Frutos secos (nueces, almendras, maní): ricos en grasas saludables, proteínas y calorías. Son ideales como snacks o en desayunos.
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Avena y cereales integrales: fuente de carbohidratos complejos que aportan energía sostenida y ayudan a la recuperación muscular.
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Legumbres (lentejas, garbanzos): combinan proteínas vegetales con hierro y fibra, ideales en sopas o guisos calientes.
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Aguacate y aceite de oliva: grasas saludables que fortalecen el sistema inmunológico y mantienen la energía.
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Chocolate negro: además de ser energético, contiene antioxidantes y estimula el estado de ánimo.
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Lácteos enteros: yogures y quesos proporcionan proteínas, grasas y calcio para el fortalecimiento óseo.
Asimismo, se recomienda no descuidar la hidratación. “En invierno solemos sentir menos sed, pero la pérdida de líquidos durante el ejercicio sigue siendo significativa. Hay que seguir bebiendo agua y, si es necesario, caldos o infusiones”, señala López.
Los expertos concluyen que una dieta balanceada, adaptada a las necesidades calóricas del invierno, no solo mejora el rendimiento físico, sino que también protege al deportista frente a resfriados y fatiga.
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