Una creciente cantidad de estudios científicos y recomendaciones médicas coinciden en un mensaje claro: la actividad física regular es esencial para el manejo y prevención de la diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos 422 millones de personas viven actualmente con diabetes en el mundo, y el número sigue en aumento. Frente a esta realidad, el ejercicio físico ha demostrado ser una herramienta fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir complicaciones.
«Hacer deporte de forma controlada y constante puede mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir los niveles de glucosa en sangre y favorecer un mejor control metabólico«, explica la doctora Marcela Díaz, endocrinóloga de la Sociedad Chilena de Diabetología.
Beneficios directos del ejercicio
Las personas con diabetes que practican actividad física moderada —como caminar, nadar, trotar o andar en bicicleta— pueden experimentar una serie de beneficios, entre ellos:
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Reducción de la glicemia en sangre
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Disminución del riesgo cardiovascular
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Mejora del peso corporal
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Incremento de la energía y el bienestar emocional
En personas con diabetes tipo 2, el deporte incluso puede contribuir a retrasar o evitar la necesidad de medicamentos, según múltiples investigaciones. En el caso de la diabetes tipo 1, el ejercicio debe ser cuidadosamente planificado, especialmente en relación a las dosis de insulina y la alimentación.
Planificación y control: claves para evitar riesgos
Si bien los beneficios son amplios, los especialistas advierten que el deporte debe realizarse bajo supervisión médica, especialmente en personas con descompensaciones o enfermedades asociadas.
«Los pacientes deben aprender a reconocer los síntomas de hipoglicemia, llevar consigo alimentos o geles de glucosa, y ajustar sus medicamentos si es necesario», indica la educadora en diabetes Claudia Núñez.
Un llamado a moverse
Organizaciones como la Fundación Diabetes Juvenil de Chile o la Federación Internacional de Diabetes impulsan campañas para fomentar el ejercicio como parte del tratamiento integral.
«No se trata de ser atletas de alto rendimiento, sino de mantenerse en movimiento de forma constante y segura. Caminar 30 minutos al día puede marcar una gran diferencia«, concluye Díaz.
En un contexto donde los estilos de vida sedentarios y la mala alimentación disparan los diagnósticos, la práctica deportiva emerge como un remedio natural, accesible y altamente efectivo para controlar la diabetes y mejorar la salud general.
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