El deporte no solo fortalece los músculos y mejora la condición física, sino que también tiene efectos directos y positivos sobre el sistema nervioso, convirtiéndose en un aliado clave para la salud mental y el bienestar integral.
De acuerdo con especialistas en neurociencia y medicina deportiva, la actividad física regular estimula la liberación de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y las endorfinas, sustancias químicas responsables de mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y favorecer la sensación de bienestar.
“Hacer ejercicio de manera constante ayuda a regular los circuitos neuronales asociados a la memoria, la atención y el control emocional”, explica la doctora María López, neuróloga del Hospital Nacional. Además, se ha comprobado que el deporte incrementa la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y formar nuevas conexiones, lo que favorece el aprendizaje y la recuperación ante lesiones.
Entre los beneficios más destacados para el sistema nervioso se encuentran:
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Reducción del estrés y la ansiedad, gracias a la regulación hormonal.
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Mejora de la memoria y la concentración, especialmente con ejercicios aeróbicos.
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Prevención del deterioro cognitivo en la edad adulta.
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Fortalecimiento de la coordinación motora y el equilibrio.
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Estímulo de la creatividad y la toma de decisiones rápidas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana para adultos, adaptada a las condiciones de cada persona. Actividades como correr, nadar, practicar yoga o incluso caminar a buen ritmo pueden marcar una diferencia significativa en la salud neurológica.
En tiempos donde el sedentarismo es uno de los grandes enemigos de la salud, incorporar el deporte a la rutina diaria no solo es una inversión en el cuerpo, sino también en la mente, fortaleciendo los procesos cognitivos y emocionales que sustentan la calidad de vida.
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