Practicar deporte al aire libre es una excelente manera de mejorar la salud física y mental. Ya sea correr, andar en bicicleta, practicar fútbol, hiking o cualquier otra disciplina, la exposición prolongada a las condiciones climáticas puede afectar seriamente la salud de la piel si no se toman precauciones. Por ello, expertos en dermatología y medicina deportiva advierten sobre la importancia de proteger la piel durante la actividad física a la intemperie.
1. Protección solar: un paso obligatorio
La radiación ultravioleta (UV) es uno de los factores más agresivos para la piel, incluso en días nublados o con temperaturas más bajas. La exposición continua sin protección puede provocar:
¿Qué hacer?
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Aplicar bloqueador solar de amplio espectro (UVA y UVB) con un factor mínimo de SPF 30, idealmente 15 a 30 minutos antes de salir.
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Reaplicar cada dos horas, o antes si hay sudoración intensa o contacto con agua.
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Usar protección labial con SPF.
2. Hidratación constante: dentro y fuera
Durante el ejercicio, el cuerpo pierde líquidos por sudor, lo que puede afectar también la piel, dejándola reseca, opaca y más sensible.
Consejos:
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Beber agua antes, durante y después del ejercicio.
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Aplicar cremas o geles hidratantes después de la ducha, preferiblemente sin fragancias para evitar irritaciones.
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Usar productos con aloe vera, ácido hialurónico o ceramidas para ayudar a restaurar la barrera cutánea.
3. Vestimenta adecuada: protección sin sacrificar comodidad
La ropa también juega un rol fundamental en la protección cutánea. Se recomienda:
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Usar ropa deportiva con tecnología de protección solar (UPF).
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Optar por colores oscuros y tejidos ajustados, que ofrecen mayor protección que las prendas sueltas y claras.
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Gorros o viseras, para proteger el cuero cabelludo y el rostro.
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Lentes de sol con filtro UV, para cuidar la delicada piel del contorno de ojos.
4. Cuidado post-ejercicio: higiene y reparación
Después de ejercitarse al aire libre, la piel queda expuesta a contaminación, sudor, polvo y residuos de protector solar, por lo que es fundamental tener una rutina de higiene adecuada:
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Lavar el rostro y el cuerpo con agua tibia y limpiadores suaves.
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Evitar jabones agresivos o exfoliantes abrasivos, especialmente si la piel está enrojecida o sensibilizada.
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Aplicar productos calmantes y reparadores, como cremas con pantenol, caléndula o manzanilla.
5. Cuidado según la estación
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En verano, el foco debe estar en la protección solar y la hidratación ligera.
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En invierno, aunque el sol no queme tanto, la radiación UV sigue presente, y el frío puede resecar más la piel, por lo que se recomienda usar cremas más densas y humectantes labiales.
Conclusión: Hacer deporte al aire libre es una práctica saludable, pero también exige una rutina de cuidado de la piel adecuada y constante. La prevención es la mejor herramienta para evitar daños a corto y largo plazo. Protegerse del sol, hidratarse correctamente y elegir la vestimenta adecuada son acciones simples que marcan una gran diferencia. Tu piel también es parte del entrenamiento: ¡cuídala como cuidas tus músculos!
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