La práctica regular de ejercicios adaptados a las capacidades de las personas mayores se ha consolidado como una de las estrategias más efectivas para mantener un corazón sano en la tercera edad, según especialistas en cardiología y geriatría.
Un estilo de vida activo no solo ayuda a controlar enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes, sino que también mejora el estado de ánimo y la calidad de vida en general.
I. La importancia del ejercicio en la tercera edad
A medida que pasan los años, el cuerpo experimenta cambios naturales que pueden afectar el sistema cardiovascular. Sin embargo, la actividad física ayuda a fortalecer el corazón, mejora la circulación y reduce el riesgo de infarto.
«A partir de los 60 años, el ejercicio no debe detenerse, sino adaptarse», afirma la Dra. Laura Méndez, cardióloga del Instituto Nacional de Cardiología. «Incluso caminar 30 minutos al día puede marcar la diferencia.»
II. Ejercicios recomendados para un corazón sano
Los expertos recomiendan una combinación de actividades aeróbicas, de fuerza y flexibilidad, todas con bajo impacto y supervisión médica si existen antecedentes de problemas cardíacos.
1. Caminatas diarias
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Duración recomendada: 30 a 45 minutos, cinco veces por semana.
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Beneficios: Mejora la circulación, regula la presión arterial y reduce el colesterol.
2. Natación o ejercicios acuáticos
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Ventajas: Menor impacto en las articulaciones, mayor trabajo cardiovascular.
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Ideal para: Personas con artritis o problemas de movilidad.
3. Tai Chi o yoga suave
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Contribución al corazón: Reduce el estrés, controla la frecuencia cardiaca y mejora la respiración.
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Además: Favorece el equilibrio y previene caídas.
4. Ejercicios de fuerza con ligas o pesas livianas
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Objetivo: Mantener la masa muscular, lo que ayuda al metabolismo y controla el azúcar en sangre.
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Frecuencia: 2 a 3 veces por semana.
III. Recomendaciones antes de iniciar un programa de ejercicio
Antes de comenzar cualquier rutina, se recomienda:
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Consultar al médico, especialmente si se padecen enfermedades crónicas.
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Comenzar de forma progresiva, aumentando la duración e intensidad poco a poco.
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Mantenerse hidratado y evitar ejercicios en horarios de mucho calor.
IV. Ejercicio y salud mental: un beneficio doble
El ejercicio también tiene un fuerte impacto en la salud emocional de los adultos mayores. Estudios demuestran que la actividad física regular reduce los síntomas de depresión, ansiedad y mejora el sueño, todo lo cual contribuye indirectamente a un corazón más sano.
Conclusión
La actividad física en la tercera edad no solo es posible, sino altamente recomendable. Ejercicios como caminar, nadar, practicar yoga o hacer rutinas de fuerza suave, no solo prolongan la vida, sino que la mejoran significativamente. Un corazón sano depende tanto de una buena alimentación como de mantenerse en movimiento.
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