Unión Española

Caos en Independencia: U. Española se hunde entre malos resultados y desorden dirigencial

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Unión Española quedó al borde del descenso tras una nueva derrota que agudiza su crisis deportiva y dirigencial.

La caída por la mínima ante Deportes Limache, en un duelo clave por la permanencia, dejó al cuadro hispano a un paso de sellar su regreso a la Primera B después de 28 años. El equipo de Independencia depende de un verdadero milagro para mantenerse en la categoría.

El escenario es crítico: Unión debe ganar los dos partidos que restan—ante O’Higgins y Coquimbo Unido, ambos ubicados entre los líderes—y esperar que Limache no sume triunfos frente a Unión La Calera o Deportes La Serena. Si los tomateros obtienen tres puntos en cualquiera de esos encuentros, arrastrarán automáticamente a la UE y a Deportes Iquique a la segunda división.

La crisis no es nueva

Lo que hoy vive el club es el resultado de un cúmulo de malas decisiones que se arrastran desde el inicio de la temporada: cambios constantes en la gerencia, rotación de entrenadores y refuerzos que no estuvieron a la altura. Todo ello ha configurado un escenario explosivo en el estadio Santa Laura, donde la desorganización del directorio aparece como uno de los factores más determinantes.
En medio de rumores sobre una posible venta del club, Jorge Segovia, propietario de Unión Española, fue categórico: “Absolutamente falso”, asegurando además que iniciará acciones legales contra quienes difundan esa información.

Las turbulencias dirigenciales marcaron el año en Independencia

A mediados de temporada, Francisco Ceresuela dejó la presidencia por motivos personales, siendo reemplazado por Santiago Perdiguero San Miguel, un nombre recurrente en la estructura interna del club. También se produjo la salida del gerente Cristián Rodríguez y el arribo de Sabino Aguad, en medio de tensiones por los retrasos en la remodelación del césped y la luminaria del Santa Laura.

El estadio ha sido otro dolor de cabeza

El mal estado del campo de juego obligó a suspender partidos, mientras que la falta de iluminación adecuada empujó al club a programar encuentros en horarios poco favorables para el público. La hinchada ha manifestado su molestia, sumando reclamos por los altos valores de las entradas. La crisis institucional, inevitablemente, terminó por reflejarse en el rendimiento deportivo.

Un plantel reforzado que nunca respondió

Con participación en Campeonato Nacional, Copa Chile y fase de grupos de Copa Sudamericana, Unión Española hizo una fuerte inversión en refuerzos: Cristian Montes, Martín Parra, Brayan Véjar, Agustín Nadruz, Felipe Espinoza, Sebastián Pereira, Matías Marín, Matías Suárez y Fernando Ovelar. El proyecto, liderado por el histórico José Luis Sierra, se vino abajo de inmediato: en nueve partidos sumó solo seis puntos y quedó eliminado del torneo internacional, lo que desembocó en su renuncia.

Su reemplazante, Miguel Ramírez, tampoco logró revertir la tendencia. Tras un pobre rendimiento y dificultades para integrar a los refuerzos del mercado de invierno—Formiliano, Tamayo, Huerta, Castellani, Insaurralde y Ratotti—también dejó la banca, pese a contar con la confianza inicial de los directivos.

En plena tormenta, Unión recurrió a uno de los suyos

El exvolante y referente Gonzalo Villagra asumió como técnico interino en la derrota ante Limache. Con dos fechas por jugar, carga con la difícil misión de buscar una salvación que parece casi imposible.

Aun así, Villagra mantiene el discurso de lucha: “No está definido y vamos a luchar hasta el final. Sabemos la difícil situación en que estamos, no dependemos de nosotros, pero no podemos bajar los brazos. Hay que entrar a ganar, dejando todo. Mientras haya opciones, vamos a luchar”, aseguró tras el duelo.

Unión Española enfrenta dos semanas decisivas, en el límite entre el milagro y el descenso que amenaza con romper 28 años de historia en la Primera División.

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