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U. de Chile

Los cuatro años de pesadillas de Azul Azul al mando de la U

Otro año más en Primera División. Un nuevo sufrimiento para Universidad de Chile. Porque no es casualidad que el cuadro estudiantil, por tercera vez en las últimas cuatro temporadas, esté luchando por mantener la categoría. Es el resultado de un proceso lleno de problemas. Uno que ha estado repleto de malas decisiones y que tienen a los laicos al borde del abismo. Ese al que cayeron un 15 de junio de 1989. Un agujero al que, seguramente, la fanaticada azul reza por no regresar.

Para entender los movimientos que hoy tienen a la U otra vez en una complicada situación, hay que remontarse a 2019. Ya van cuatro años de pesadillas. Se venía de una campaña positiva, en la que concluyó tercera y clasificó a la Copa Libertadores. Fue por eso que Azul Azul, con Carlos Heller en la presidencia, apostó por varios nombres para reforzar su plantilla. Gabriel Torres, quien venía de ser goleador en Huachipato, y Lucas Aveldaño, de paso por el fútbol europeo. Sin embargo, ninguno de ellos pudo afianzarse.

El inicio de año dejó mucho que desear para la escuadra que, desde mayo de 2018, dirigía Frank Kudelka. Para marzo de 2019, el DT ya había dirigido seis encuentros, acumulando tres derrotas, dos empates y apenas un triunfo. Su registro era opaco y fue por aquello que el DT fue despedido, dejando el club con un porcentaje de desempeño de 33,33% en Primera y sin vida en la Libertadores, tras caer ante Melgar en la segunda fase.

La dirigencia de Azul Azul no quería perder el tiempo y decidió adelantarse en buscarle un reemplazo al transandino, cuyo rendimiento total de 63,1% ha sido inalcanzable para sus sucesores hasta la actualidad. Pero su intención terminó con un disparo al pie. Alfredo Arias llegó al país un día antes que Kudelka dejara la banca. Estaba en un hotel esperando que rodara la cabeza del actual DT de Lanús.

Su turbulento arribo, que estuvo acompañado de malos resultados, fue uno de los motivos por los que los hinchas presionaron a Heller para que dejara la presidencia, lo que ocurrió en marzo, luego de que el timonel en ese entonces recibiera amenazas de muerte. Para la segunda rueda, la U concretó el retorno de Osvaldo González y el préstamo de Leonardo Fernández, quien dejó buenas sensaciones en su breve estadía. Sin embargo, no fue suficiente para salvar a Arias, quien, en agosto de ese año, acordó su salida, tras lograr un 27,78% de rendimiento en Primera. El encargado de tomar las riendas de manera interina fue Hernán Caputto.

El exarquero poco pudo levantar a un equipo que, tras la jornada 24 y la suspensión del campeonato por el estallido social, estaba en el 14° puesto. Eso, hasta que la ANFP validó el empate 0-0 entre Unión La Calera y Deportes Iquique, permitiéndole a los Dragones Celestes superar en la tabla a los laicos y ubicarlos en el lugar 15, aunque con un partido más.

En 2020, el año de la pandemia, los azules tenían la oportunidad de comenzar desde cero. Como premio de consuelo a un período terrible, los estudiantiles fueron subcampeones de la Copa Chile, por lo que clasificaron a la Libertadores, ya que Colo Colo, el campeón, logró un cupo de manera directa al finalizar segundo en Primera División. Había desafíos que exigían reforzarse bien, con la presidencia del club primero en manos de José Luis Navarrete y, luego, de Cristián Aubert. Sin el histórico Johnny Herrera y el que fue el goleador de los laicos en 2019, Leandro Benegas, la U buscó dar un paso adelante con la vuelta de Walter Montillo y el fichaje de Joaquín Larrivey, quien finalizó como el máximo artillero del equipo, con 19 dianas.

Pero la escuadra de Caputto fue decayendo. Los laicos estaban lejos de la parte alta de la tabla y sin Libertadores, tras una temprana eliminación ante Internacional de Porto Alegre. El estratega, al final, se despidió del club con un 50,98% de rendimiento en el Torneo Nacional y Marcelo Jara fue el encargado de tomar su lugar hasta la llegada de Rafael Dudamel, quien arribó en noviembre al equipo que a mitad de campeonato tuvo fichajes que poco lucieron, como Brandon Cortés, Reinaldo Lenis y Cristian Barros, mientras la U dejaba partir a Luis Rojas, la promesa de ese entonces, al Crotone de Italia.

En 2021, la U volvió a sentir el terror. Venía de terminar en el tercer puesto, por lo que nuevamente el equipo clasificó a la Libertadores, de la que otra vez se despidió temprano, siendo eliminado por San Lorenzo. Dudamel, por su parte, había armado una escuadra a su medida, con fichajes que venían de buenas actuaciones en Chile como Yonathan Andía y Marcelo Cañete. Fue con el exvolante de Huachipato que Azul Azul, con Aubert a la cabeza, buscó dejar en el olvido a Montillo, cuya salida no fue bien vista por los hinchas. Poco brilló el enganche.

El venezolano solo estuvo hasta junio, dejando el cargo con un 44,44% de rendimiento en el Torneo Nacional. Esteban Valencia se hizo cargo de la escuadra de manera interina. Sin embargo, pese a que los estudiantiles mostraron un alza, fueron de más a menos y el descenso volvió a cruzarse en su horizonte. Con un 40,74% de desempeño, el Huevo dejó el plantel de honor, tras una reunión con Azul Azul que, desde octubre, tenía a Michael Clark como su presidente.

Cristián Romero tomó la vacante de emergencia, a falta de cinco partidos para el final del certamen. Eran semanas clave y el Relojito se presentó a la última jornada sin sumar victorias. La B le respiraba en la nuca, pero un inspirado Junior Fernandes, quien fichó a mitad de año, salvó en la agonía a la U, que caía por 2-0 ante Unión La Calera. Al final, los laicos protagonizaron una remontada épica. Ganaron por 3-2 y se mantuvieron en Primera, con Larrivey, quien se marchó a Europa una vez que consideró que el club no tenía interés de renovarle, otra vez como el goleador. Una salida inexplicable.

Azul Azul no quería sorpresas para el año siguiente e intentó reforzarse rápido, aunque con varios desaciertos. Todo de la mano de Luis Roggiero, el genio ecuatoriano que nunca pudo explotar en la U. Su mal manejo lo sacó del club antes de cumplir 12 meses. Durante su mandato llegaron, por ejemplo, Hernán Galíndez, quien se fue del club a mitad de año acusando hostigamientos, y José María Carrasco, desvinculado por su bajo nivel. El colombiano Santiago Escobar, en tanto, fue el escogido para capitanear el barco. No obstante, su desempeño no estuvo a la altura (33,33%) y su ciclo también concluyó antes del fin de la primera rueda. Sebastián Miranda lo reemplazó de manera interina, dirigiendo cuatro encuentros de liga y ganando dos de ellos. Seis puntos clave para sostener, por ahora, a la U fuera del descenso.

Diego López arribó a la banca de los universitarios, con la urgente misión de sumar. Junto a él, llegaron Emmanuel Ojeda, Nery Domínguez y el arquero Martín Parra, quienes suma apenas dos citaciones. El trabajo del charrúa, eso sí, tampoco le permitió al Romántico Viajero escapar de la zona roja y su era terminó este miércoles, luego del empate ante Coquimbo que lo dejó con un 22,22% de rendimiento. El peor técnico azul desde 1950.

Los universitarios parecen no encontrar el rumbo hace ya varios años. Los constantes cambios de técnico dan cuenta de un problema que está lejos de solucionarse. Entre octubre de 2020 y septiembre de este año, fueron cuatro los estrategas que pasaron, lo que evidencia la falta de un proyecto deportivo. Además, ha tenido tres presidentes en los últimos tres años, algo que refleja un inestable liderazgo.

Millones despilfarrados

La billetera de Azul Azul también ha sufrido pérdidas importantes. De acuerdo a cifras entregadas por el club a la CMF, la sociedad anónima perdió $ 3.614 millones en 2019. Al año siguiente también hubo números rojos, aunque solo por $ 213 millones, pese a los efectos de la pandemia. Mientras que, en 2021, la concesionaria otra vez se vino abajo, esta vez con un déficit de $ 2.284 millones. Este año la situación no ha mejorado, porque las pérdidas alcanzaron $ 1.112 millones en el primer trimestre. Es decir, desde 2019 hasta marzo de este año, la U perdió $ 7.223 millones. Una situación que va de la mano con el desastre deportivo.

El valor de la plantilla también ha ido disminuyendo con los años. Según Transfermarkt, antes de la salida de Heller, en 2019, esta bordeó los 15 millones de dólares, cantidad que bajó a US$ 11 millones durante el ciclo de Navarrete como timonel. La tónica se mantuvo con Aubert y el valor del plantel fue de US$ 10 millones, subiendo ligeramente a US$ 13 millones con Michael Clark en la presidencia. Actualmente, el equipo cuesta cerca de US$ 11 millones.

Original de La Tercera
Foto: Agencia Aton

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